La presión atmosférica es la presión que ejerce la atmósfera sobre cualquier superficie en función de su peso. Para cualquier punto de la superficie de la Tierra, esa presión equivale a una columna de aire que se extiende hasta unos 300 kilómetros por encima de nuestras cabezas. El peso de esa columna de aire en una superficie de 1 m² es de unos 10.000 kilogramos, y la razón por la que no morimos aplastados es que ese peso se reparte en todas direcciones. Según el Sistema Internacional de Unidades, la presión atmosférica se expresa en hectopascales (hPa): esta unidad de presión es equivalente al milibar (mb). A su vez, un cm de mercurio o Torr (unidad de medida llamada así en honor al inventor del barómetro) equivale a 13.3 mb.
La presión atmosférica se mide mediante un instrumento llamado barómetro. Existen de varios tipos, como por ejemplo:
Barómetro de mercurio: también llamado "de Torricelli", en honor a su inventor Evangelista Torricelli (1608-1647), consiste en un tubo lleno de mercurio cerrado en su parte superior y abierta por la inferior, parte que reposa en una cubeta llena de mercurio. La presión atmosférica que actúa sobre la cubeta se ve reflejada en el tubo vertical, que será de mayor altura cuanto más elevada sea la presión.
Barómetro aneroide (imagen): este tipo de barómetros mide las variaciones de presión en las deformaciones que los cambios de presión originan en las paredes finas y elásticas de una pieza metálica que permanece cerrada herméticamente, encapsulada. Los movimientos de contracción o expansión se trasladan a una aguja que indica la presión sobre un dial graduado.
Altímetros barométricos: son barómetros usados en la aviación cuya presión tiene su equivalencia en metros o pies de altura.
Barógrafo: es un barómetro de tipo aneroide que tiene acoplado un dispositivo que registra de manera continua las variaciones de presión.
Otros: barómetro de rueda; barómetro de fortín.
El aire es muy compresible: por ello, en la parte inferior de la atmósfera el aire está muy comprimido, y conforme ascendemos la presión disminuye rápidamente. Por ejemplo, a 20 km de altura, la presión es de 1/10 con respecto al mar (presión a nivel del mar= 1), mientras que en la Termosfera (120 km de altura) es de 1/100.000. Ello es debido a que la columna que tenemos encima disminuye con la altura, y con ello su peso (ver dibujo).
Uno de los efectos de la disminución de la presión sobre humanos es el "mal de altura": la baja presión hace que disminuya la cantidad de oxígeno que entra en sangre a través de los pulmones, y esto ocurre entre los 3.000 y 4.500 m. Es por ello que para subir al Everest (8.848 m) es necesario un periodo de aclimatación o el uso de oxígeno en pequeños tanques.
Los aviones que navegan por encima de los 5.000 metros de altura llevan la cabina presurizada: generalmente la presión dentro del avión es de unos 850 mb (equivalente a una altura de 1.500 m), mientras que la presión exterior en crucero a unos 10.000-12.000 m es solo de 200 o 300 mb.
La presión a nivel del mar es de 1013,25 hPa. Los cambios de presión están asociados a cambios meteorológicos, ya que con menores densidades (borrascas) las masas de aire son inestables y tienden a ascender, formado nubosidad y ocasionando precipitación. Caso contrario ocurre con masas de aire de alta presión (anticiclones), formadas por un aire denso, pesado y descendente que evita la condensación y la aparición de precipitación, generando un tiempo estable y soleado.
La presión atmosférica se tiene en cuenta para saber la dirección del viento en superficie: un lugar afectado por bajas presiones presentará un viento en superficie que girará en el sentido contrario a las agujas del reloj tomando como centro el punto de menor presión; caso contrario pasa con los anticiclones, ya que el viento circula de en el sentido horario en torno al centro del punto con mayor presión (ver dibujo). Ese sentido de giro del viento es para el hemisferio Norte: para el Sur sería en sentido contrario.
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